Turbulenta noche
zarandeó todo mi cuerpo
que como un bote
como si se tratara de un brioche
dí vueltas sobre mí misma.
Cuando desperté
llegó la calma
al amanecer
se apaciguó mi ser,
me sentí encalma.
Abrí el ventanal
respiré el rocío
y sentí el equilibrio basal .
Después de tomar un café aromático y reciente
que me preparaste,
un beso y un abrazo con calor que me diste,
emergió mi buena energía latente.
Cariño te correspondo con un beso del alma y un reconfortante abrazo de todo corazón.
María.
