Sí, tengo que escribir una carta: Te digo.
Pensaré antes todo lo que me has regalado.
Mi primer regalo furtivo; disimulando que no era para tanto, que también se lo regalabas a otra amiga; una taza con encanto, con palabras escritas con bello significado.
Una rosa azul, como el cielo franco, que eres tú.
Tú tiempo; hiciste un viaje para encontrarte conmigo, para mantener viva la llama de la pasión de lo ya vivido: Lo más preciado, te digo, lo que más me ha gustado cariño.
Y lo que menos me ha gustado; fue cuando me dijiste que se acababa nuestra escapada; lloré sin alivio. Sacaste tu atento pañuelo y me consolaste, me protegiste de algunos peligros. Y aunque me tentaron con mágicos tesoros en un soñado Paraíso; mi razón y mi corazón latían solo al compás de tus sentidos de mis emociones y nuestros sentimientos más queridos.
Orgullosa te conquisté, sabiendo muy bien a quien había elegido. Tu eres mi regalo más preciado, un tesoro conseguido.
¿Qué puedo pedir más? Sí, ya lo he pensado, que no se acabe nunca nuestro amor y la llama de nuestra pasión.
Te lo dedico a ti: Marido mío.

