Aún me duelen las entrañas
después de tu rápida escapada.
Yo no te llamé
tu viniste, tu entraste y me cogiste fuertemente, me heriste,
y yo me dejé arrastrar a tu ser,
me atrapaste, me conquistaste, me miraste con tus ojos de apuesto vampiro
y me embriagaste como el licor meloso y tequiloso
hace en mí natural yacer hasta el amanecer.
No vuelvas más sin llamar,
sin avisar de que quizás te irás.
Solo me consigues me coges cuando llueve
y la tormenta la electricidad de tú cuerpo me coge
me haces venir,
pero ten cuidado no sea que escampe y el hechizo acabe.
Agradecido poema, me gustó.
Déjame al menos el beneplácito de la duda la próxima vez.
Y que en el vacío de mi palpable soledad te encuentre.
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Muy hermoso poema
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Gracias, por pasarte por nuestro blog, nos visitamos mutuamente.
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Gracias
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